Los blusas se suben a la pasarela

La pasarela de la moda ‘sanjuanera’ –nada que envidiar a la de Chanel en La Habana– mostró en su ir y venir por San Agustín y La Estación las tendencias de la temporada festiva 2016 en lo que a complementos se refiere. Entre los ‘must’, los indispensables, los gorros y tocados, con un amplio abanico de tonos y tamaños. No faltaron, por supuesto, las clásicas y elegantes chisteras negras que lucieron en los Dandys, donde completaron su atuendo con guantes blancos, bastón de mando y, algunos, hasta con pajarita. Celebran las bodas de oro y querían estar elegantes para la ocasión. Ellas también, a las que el abanico de gráciles plumas daba un toque de distinción. Aunque otros, más ‘discretos’ eligieron un gorro blanco con lazo negro tipo ‘homburg’, según los entendidos en la materia.

Pero no fueron los únicos que destacaron por su especial indumentaria. Los Caprichosos, que al igual que los anteriores cumplen 50 años, contaron entre sus componentes a quienes transformaron la habitual blusa en una levita. Eso sí, con la misma tela. Aunque lo que más destacaba eran los aplaudidores rojos y negros que golpeaban para hacerse notar y que acompañaban con sombreros en los mismos colores. En San Juan pasar desapercibido no se lleva. De hecho, ellos abrían su comitiva con un burro de madera hecho a partir de un tonel y sobre el que habían sentado un Caprichoso versión muñeco.

Pero más llamativa aún resultó la avanzadilla de Los Estrafalarios, con los mimos años de vigencia. La comitiva la encabezaba un grupo de lo que parecían ser unas ‘drag queen’ sin tacones. Con vestidos sesenteros en blanco y estampados azules, igual que sus pelucas de larga melena y sus gafas de gran tamaño. Atuendo ‘singular’ que se completaba con elegantes sombrillas. El resto, más discreto, añadió a su blusa algún tocado, pelucas modelo espumillón en azul y aplaudidores del mismo color. Y es que, en su caso, tocaba celebrar las bodas de plata.

Al igual que Los Jijas, que eligieron para la ocasión chisteras de alto porte en goma eva (o similar) en un tono azul. Sin duda, uno de los colores de la tarde de pasarela. Y como no hay celebración en la que no haya tarta, ni corto ni perezoso, uno de sus integrante de convirtió en una de la que parecía salir.

No fueron los únicos que pasearon ese postre. Los Veteranos también acarreó una de cuatro pisos coronada por los números 5 y 0. Los que cumple. Sus componentes también optaron por los sombreros como elemento distintivo de la efemérides. En su caso, en azul y negro y siguiendo también la línea ‘homberg’, aunque sin ser de fieltro.

A las Olimpiadas

También hubo quienes, a falta de aniversario que celebrar, se plantearon el desfile de ayer como un ensayo general del paseíllo inaugural de los Juegos Olímpicos de Río 2016, en Brasil. Como si la calle de La Estación fuera el Sambódromo, los integrantes de La Pajilla se engalanaron con gorros azules, banderines y hasta la antorcha olímpica. No faltaba ningún detalle, para que la puesta en escena fuera de nivel. De hecho, el equipo de gimnasia rítmica salió con sus instrumentos: aros, cintas... Lo único pendiente: elegir el abanderado, o quizá estaba, y se confundió entre el gentío.

Imposible no ver la cuadriga romana de Los Pipillas. Un carro tirado por dos caballos de gran porte que dirigía un musculoso competidor de las carreras, al que no le faltaba su legión de fans. Entonces también se llevaba lo de las ‘followers’.

Varios fueron las cuadrillas que optaron por animar su paseíllo, y también la espera, agitando llamativos pompones de tonos, escogidos en función de su indumentaria. Rojos y plata Los Cigotes, azules y verdes los Txurus... Sin duda, todos apostaron por poner su propia nota de color al atuendo habitual para hacer que cada desfile, pese a seguir el mismo recorrido y la misma liturgia, sea diferente al del año anterior. En esta ocasión, entre los participantes, también se colaron algunos sanjuaneros de cuatro patas. Perros a los que, eso sí, no les faltaba su correspondiente blusa. Y es que, estos días nadie puede dejar el ‘uniforme’ en casa. Ellos también desfilaban siguiendo el ritmo de la cuadrilla e, incluso, poniendo orden con sus ladridos.

Fuente: elcorreo.com