Compromiso, reconocimiento y un ‘selfie’

El San Juan del compromiso y la solidaridad. Un sello visible nuevo –de forma implícita siempre se dio por hecho– para una fiesta reincorporada al grupo VIPdel Interés Turístico Nacional. Carlos Vadillo, como rostro de lo primero, y toda una ciudad empujando para lo segundo. Las fiestas-emblema de Miranda arrancaron ayer con ambas marcas a fuego en una jornada que había nacido con tiempo inestable. Luego se corrigió para mejor lustre del sanjuanero; pero dio entrada en la plaza de España a enormes nubarrones apenas unos minutos antes del acto inaugural –el efecto del ‘marzo mayea-mayo marcea–. A todo, a prácticamente todo, hizo referencia Vadillo, junto a su hijo Álvaro de apenas 4 años, también de paso, Aitana Hernando se estrenaba como la alcaldesa de un ‘sanjuan’.

Exjugador del Mirandés, profesor de instituto, miembro de la directiva de la Hermandad de Donantes y artífice, junto a sus hermanas, del movimiento Pulgares Arriba, que viene realizando una importante labor de sensibilización en la donación de médula ósea. Son algunos de los detalles de su perfil. Y quedaron perfectamente encajados en un pregón de 18 minutos que combinó nostalgia, orgullo mirandés, reivindicación y positivismo.

«No eres consciente de lo mucho que sientes tu ciudad y tus fiestas hasta que vas echando la mirada atrás». Así viajó a sus desfiles con la cuadrilla El Humo, a sus entrenamientos como rojillo, con el chupinazo como un ruido lejano desde Anduva –los bombazos no se los perdía–, o a aquel 1 de julio de 2003 en el que se subió al balcón para celebrar el ascenso del equipo a Segunda B. «Y es que mirandeses y sanjuaneros tenemos la gran suerte de ser de aquí y amar esta fiesta como nadie en cualquier otro lugar... ¡Si hasta los de Bilbao nos tienen envidia!». Abajo, se le escuchaba con atención. En el quiosco no cabía un alma. Era el gran paraguas.

Se acordó después de los estudiantes en exámenes que no pueden vivir la fiesta; de los mirandeses que residen en otras ciudades, «de las personas que se nos han ido a lo más alto del monte, más arriba que la Cruz de Motrico, allá donde no podemos tocarlos, pero sí verlos»;y también de los que padecen alguna enfermedad. «Hay momentos en los que el dolor, la angustia o la incertidumbre no nos dejan vivir la fiesta». Pero, aun cuando las ganas no acompañen, les emplazó a hacerlo:«En serio, ponte el pañuelo en casa o una vela en el pan o una foto en la mesa de la comida, que un pequeño detalle cambie esa rutina porque nuestras vidas están llenas de muchos pequeños momentos y no sabemos cuál va ser el que ejerza de punto de inflexión».

Él dijo (con emoción) tener claro que había llegado hasta el ilustre balcón gracias a Carla Vesga Vadillo, su sobrina, «un motor importante en mi familia, que ha funcionado a las mil maravillas, pero que un día se quedó al ralentí». Ese motor se está recuperando de nuevo. Una fuerte inyección de ánimo. «¡Tenéis que celebrar todo. Eso nos da la vida!».

El microclima

Llegaron después un momento menos intenso; casi humorístico. ¿El protagonista? El tiempo. El sanjuanero tiene tendencia a descartar todos los partes meteorológicos adversos hasta dar con aquel que le satisface. Dicho de otro modo: ni frío ni calor y nada de lluvia –aunque esto último es una quimera–. Vadillo simplificó la problemática con un alarde: «El verdadero microclima de Miranda de Ebro viene provocado por San Juan del Monte. ¡Viva la madre que le parió!»

Y llegó el profesor. Para entonces, el pequeño Álvaro ya le había tirado en dos ocasiones de la americana. Estaba inquieto. El docente –«Por cierto, elegimos la profesión por la vocación y no por las vacaiones, aunque os cueste creerlo» (risas)– habló de las ‘inteligencias múltiples’ para dar un repaso al asociacionismo de esta ciudad.

El listado fue extenso, pero se dejó campos por aquello de no empalmar su pregón con el que hoy dará Anne Elvira González. Habló de las inteligencias lingüística, lógico-matemática, espacial, musical, corporal cinestésica, intrapersonal, interpersonal y naturalista. Y reivindicó:«Me gustaría pedir que unamos nuestras fuerzas para conseguir un pacto de Estado por la Educación, que es la herencia en vida de nuestros hijos, el futuro de nuestras ciudades y país».

Rompió una lanza a favor de la profesión de maestro y lanzó un saludo «muy especial» a sus compañeros y alumnos de Sagrados Corazones. Esos niños (algunos le arroparon con pancartas desde la plaza) que hoy recogerán el testigo y ‘resetearán’ la fiesta y cuya ilusión nunca debe perderse. «Yo de mayor quiero ser niño». No pudo resistirse: terminó haciéndose un ‘selfie’. Su hijo en brazos; la plaza al fondo. A las 21.00 horas, el chupinazo metía de lleno a Miranda en su fiesta. Los problemas, a un lado.

Fuente: elcorreo.com